Gestionar el enfado en el trabajo es una habilidad esencial, más en la actualidad donde este tipo de sentimientos negativos parecen estar muy presente. Y es que de acuerdo al Informe de emociones de Gallup 2024, los niveles de ira entre empleados siguen siendo más altos que antes de la pandemia.
Esta encuesta señala que alrededor del 20% de los empleados enfrenta sentimientos de enojo, ansiedad y soledad. En ese sentido, aprender a manejarlos es clave, tanto para mantener el bienestar emocional propio, como la productividad del equipo.
Más allá de no sentir enojo, se trata de aprender a gestionarlo de forma inteligente, sin dañar relaciones ni nuestra motivación. Es por ello que a continuación, encontrarás una guía clara para gestionar el enfado en una empresa, con estrategias útiles y fáciles de aplicar.
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Reconocer el enfado como una señal
Ver el enfado como una señal de alerta es clave para comenzar a gestionarlo. La presencia de esta emoción indica que algo no está funcionando bien, ya sea con tus expectativas, valores o necesidades.
Muchos expertos coinciden en que escuchar el cuerpo y la mente es fundamental, de allí que el enojo puede también representar una señal sobre tus límites y lo que necesitas cambiar o comunicar a tu entorno para volver a estar en paz.
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Identifica el origen del enojo
¿Cuál es la fuente de tu enfado? Puede ser desde la presión continua en el entorno laboral, hasta la falta de equidad o expectativas que superan la realidad. Identificar el comienzo de este sentimiento puede ayudar a prever e incluso evitar situaciones problemáticas.
Si ves que algún comportamiento o contexto te afecta, lo más recomendable es preparar estrategias emocionales que puedan ayudarte a responder ante ellos y anticiparse a una reacción cargada de enojo y resentimiento.
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Distingue entre enojo y rabia
Aunque tienden a confundirse muy seguido, el enojo y la rabia explosiva, no son lo mismo. El enojo es identificado como una emoción natural que puede llegar a variar en intensidad, entre tanto la rabia explosiva se refiere más a una emoción intensa, repentina y muchas veces incontrolable, que puede conducir a situaciones de violencia.
El enojo en muchos casos es adaptativo y útil como medio para expresar frustración o desacuerdo. De hecho, en ocasiones este sentimiento puede motivar a una acción, lo que depende del contexto, puede resultar saludable. En ese sentido, aprender a identificar en qué punto estás, puede prevenir reacciones inadecuadas.
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Regula antes de responder
Para quienes no saben controlar el enfado en el trabajo, regularse antes de accionar puede resultar un gran desafío no solo a nivel personal, sino también laboral. No obstante, es importante respirar y controlar esta emoción.
Una recomendación apropiada es recurrir a la técnica del 10-10-10 para tomar decisiones. Esta consiste en llevar las consecuencias de una acción a tres escenarios futuros: 10 minutos, 10 meses, 10 años. Preguntarte cómo te sentirás en cada uno de estos momentos con la acción que piensas realizar, lo que dará perspectiva y evitará reacciones exageradas.
Otra técnica que puede funcionar es escribir el sentimiento, guardarlo y revisarlo en otro momento. Parece algo simple, pero el tiempo de escritura puede ayudar a modificar el tono y enfoque de una persona de manera natural.
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Exprésate desde la asertividad y no desde la explosión
Lo más difícil en un momento de enfado es comunicarse sin caer en arrebatos. Sin embargo, esta acción no genera resultados positivos, al contrario, aquello que se dice en un momento de molestia puede terminar en arrepentimiento o una mayor confrontación.
En ese sentido, la mejor opción es probar expresarse desde la asertividad, explicando en detalle el sentimiento que genera la situación y las razones por las cuales causan enojo. Esto puede abrir canales de diálogo y lograr una solución positiva al conflicto.
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Practica la empatía
En muchos casos, la molestia proviene por pensar que otra persona actuó con intencionalidad, queriendo perjudicar a otra. Una forma de gestionar el enfado en el trabajo es considerar el escenario desde la empatía.
Preguntas como “¿Qué le pasa a esta persona?” “¿Por qué actúa así?” pueden ser poderosas y ayudar a comprender a quienes quizás atraviesan estrés, conflictos personales o cualquier situación que les llevó a actuar de manera negativa. La empatía puede disminuir la tensión y derribar muros emocionales.
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Aprende y reflexiona sobre la situación
El enfado puede verse también como una oportunidad para crecer. Si te enojaste, reflexiona luego: ¿qué puedes aprender de esta situación? ¿Cómo puedes responder diferente la próxima vez? De esta manera, puedes construir resiliencia emocional sin caer en reactividad.
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Fortalece tu inteligencia emocional
Cultivar la inteligencia emocional en el trabajo es clave para mejorar el desempeño y generar un mejor ambiente laboral. Se trata de identificar, comprender y gestionar nuestras emociones, lo que resulta en una mayor tolerancia a la frustración. Esta acción puede contribuir a mejorar tu bienestar y productividad.
Más allá de una competencia individual valiosa, gestionar el enfado en el trabajo se ha convertido en una habilidad crítica en el ámbito de recursos humanos. Las emociones mal gestionadas pueden ser el inicio de conflictos internos, disminución de rendimiento y pérdida de motivación.
De allí que los profesionales en esta área deben estar preparados para detectar, prevenir y mediar este tipo de situaciones. En ese sentido, formarse para la gestión de talento desde la perspectiva humana y desde la inteligencia emocional destaca como una necesidad estratégica, siendo programas como el Máster en Recursos Humanos de ESIE una propuesta interesante.
Esta formación se caracteriza por su enfoque integral, orientada a la capacitación de líderes desde una perspectiva transformadora, en la que además de reclutar y desarrollar talento, sean capaces de inspirar a las personas, manejar situaciones de alta carga emocional y promover culturas empresariales más saludables y productivas.
En resumen, un ambiente laboral donde se gestionan correctamente situaciones de enfado, puede volverse más colaborativo, motivador y sano, lo cual favorece de manera directa el desempeño, rendimiento y motivación de los trabajadores.