La emergencia sanitaria global causada por la pandemia de la Covid-19 ha supuesto un desafío enorme para los sistemas educativos alrededor del mundo. Según un informe de la Organización de Estados Americanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), más del 91% de la población estudiantil en el planeta, aproximadamente 1.500 millones de niños y jóvenes de 191 países, se ha visto afectado por el cierre temporal de los centros donde se forman.
Para el caso de España, la Covid-19 ha puesto ante el espejo la capacidad del sistema educativo para enfrentarse a una crisis de consecuencias aún difíciles de prever. Cerca de 10 millones de estudiantes perdieron su rutina escolar y se enfrentaron a un final de curso insólito.
Los retos de la educación frente a la Covid-19
La educación tendrá un rol cardinal en un mundo post Covid-19 que trae consigo importantes retos a escala global. Los procesos de digitalización de las aulas y las reformas pendientes en el ámbito educativo, se apresuran, en algunos casos de forma acuciante.
No obstante, las bases son sólidas. Las administraciones públicas y el sector privado de la educación se encuentran completamente concientizados al respecto, incluso a niveles imposibles de darse hacer menos de un año.
Uno de los retos de la educación hoy día es encontrar el modo de dotar a cada estudiante de una conexión y un terminal adecuado para llevar a cabo el proceso docente-educativo. La crisis sanitaria ha dejado al descubierto el hecho de que una parte de la población aún no cuenta con recursos e internet para recibir clases a distancia.
La actual pandemia nos ha hecho mirar todavía más a la educación online, no como complemento sino como la base de todo el modelo educativo. El espacio online permite el acceso a cualquier fuente de conocimiento desde cualquier lugar del mundo, desde la comodidad del hogar y sin poner en riesgo la salud.
Asimismo, cada institución educativa debe trabajar por que sus alumnos se sientan motivados y por la disciplina positiva de los horarios, las clases y el ritmo habitual de tareas. Es necesario enviar un mensaje claro mensaje al alumnado sobre que la clase online vale lo mismo que la presencial.
Por otro lado, va a ser imprescindible un esfuerzo colectivo por cohesionar todo el territorio español en una sola dirección para encontrar, entre todas las administraciones públicas, las fórmulas y protocolos más apropiados para los estudiantes, independientemente de su lugar de residencia.
Animar a los alumnos a no dejar de formarse durante toda la vida
Uno de los retos de los sistemas educativos, sobre todo en España, será animar a los alumnos a no dejar de formarse durante toda la vida. Los pasados meses de encierro han puesto en jaque a los diferentes modelos económicos y sociales. Es por ello que formarnos para acomodarnos a los cambios en el mercado laboral, reinventarnos o encontrar nuestro camino en un mundo que cambia a cada momento, es fundamental.
La metodología educativa necesita ser flexible y exigente a la vez. Los profesores tendrán que adaptar la experiencia acumulada en estos meses de clases no presenciales debido a la crisis sanitaria, para aplicarlo en el futuro y adaptar las clases a este nuevo escenario.
Otro aspecto relevante es la sociabilidad. El sistema educativo necesitará enfocarse en reeducar al estudiantado en el trabajo en equipo como base para volver a encontrar esa cohesión social necesaria que se truncó a raíz de los diferentes confinamientos y medidas para frenar la expansión del virus. Que un grupo de alumnos esté alejado no quiere decir que no pueda trabajar de manera grupal.
De la misma manera, la capacidad de respuesta e las escuelas debe ser eficaz frente a posibles rebrotes. Los colegios tendrán que estar dispuestos a dar soluciones rápidas y muy efectivas en mucho menos tiempo que ahora.
A esto habrá que sumarle que el sistema debe poner todos los esfuerzos también en saldar el déficit educativo que trajo consigo la aparición del nuevo coronavirus, sin aumentar el temario ni cargar de actividades al alumno. Desde primaria hasta la educación universitaria, muchos estudiantes han perdido un curso que necesita ser recuperado.
En este sentido, las universidades y escuelas de negocio españolas deberían aprovechar el desarrollo de sus enseñanzas online para ofrecer un producto competitivo a los candidatos elegibles para cursar los diferentes programas de estudio, en el caso de que no fuera posible el desplazamiento de los estudiantes.
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