El término «país en vías de desarrollo» resuena en noticias, debates políticos y conversaciones cotidianas. Sin embargo, ¿comprendemos realmente su alcance? A menudo, esta etiqueta evoca imágenes simplistas de pobreza y carencia, ocultando la compleja realidad y el dinamismo de naciones que albergan a la mayoría de la población mundial. Esta falta de comprensión profunda puede llevar a la indiferencia o a acciones poco efectivas, perpetuando ciclos de desigualdad.
Imagina un mundo donde miles de millones de personas luchan diariamente por necesidades básicas como agua potable, educación de calidad o atención médica accesible. Piensa en el talento desperdiciado, en las economías que no alcanzan su potencial y en la inestabilidad que esto genera a escala global.
La etiqueta «país en vías de desarrollo» no es solo una clasificación; es un llamado urgente a entender las barreras estructurales, los desafíos históricos y las vulnerabilidades económicas y sociales que frenan el progreso de tantas sociedades. Ignorar esta realidad es darle la espalda a un futuro compartido más equitativo y próspero.
Comprender qué define a un país en vías de desarrollo, cuáles son los criterios (aunque no siempre unificados) para su clasificación y cómo la comunidad internacional puede y debe actuar es el primer paso hacia un cambio significativo. Este conocimiento no solo nos hace ciudadanos globales más conscientes, sino que también abre puertas a la acción transformadora.
¿Qué define a un país en vías de desarrollo?
Definir un país en vías de desarrollo no es una ciencia exacta, ya que no existe una única lista oficial ni un consenso universalmente aceptado sobre los criterios. Generalmente, se refiere a una nación con un nivel de bienestar material inferior comparado con países desarrollados. Esta conceptualización va más allá del simple ingreso económico.
Un país en vías de desarrollo suele caracterizarse por:
Bajos niveles de Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita: Aunque es un indicador clave, no es el único. El Banco Mundial, por ejemplo, utiliza umbrales de INB per cápita para clasificar las economías, pero incluso esta clasificación se revisa anualmente y distingue entre economías de ingreso bajo, mediano-bajo y mediano-alto, muchas de las cuales se consideran «en vías de desarrollo».
Índice de Desarrollo Humano (IDH) relativamente bajo: El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) utiliza el IDH, que combina la esperanza de vida, los años de escolaridad y el INB per cápita. Un país en vías de desarrollo típicamente presenta valores más bajos en este índice.
Infraestructuras menos desarrolladas: Esto incluye carreteras, telecomunicaciones, saneamiento, energía y acceso a tecnología.
Sectores industriales y de servicios menos diversificados: A menudo, hay una mayor dependencia de la agricultura o la extracción de materias primas.
Mayores niveles de pobreza y desigualdad: La brecha entre ricos y pobres tiende a ser más pronunciada.
Vulnerabilidad a shocks externos: Crisis económicas globales, desastres naturales o fluctuaciones en los precios de las materias primas pueden tener un impacto desproporcionado.
Es decisivo entender que la categoría de país en vías de desarrollo es heterogénea. Incluye desde pequeñas naciones insulares hasta gigantes demográficos, cada uno con sus propios desafíos y fortalezas.
¿Existen «requisitos» formales?
Más que «requisitos» estrictos, lo que existen son indicadores y clasificaciones utilizadas por diferentes organismos internacionales para orientar sus programas de cooperación y análisis.
Banco Mundial: Clasifica a los países según su INB per cápita en: economías de ingreso bajo, mediano-bajo, mediano-alto y alto. Muchos países en las primeras tres categorías se consideran en vías de desarrollo.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD): A través del Informe sobre Desarrollo Humano, clasifica los países según su IDH en niveles de desarrollo humano muy alto, alto, medio y bajo. Los países con IDH medio y bajo suelen ser identificados como en vías de desarrollo.
Países Menos Adelantados (PMA): Es una categoría específica de la ONU que designa a los países con los niveles más bajos de desarrollo socioeconómico, identificados por criterios de ingreso per cápita, capital humano (salud y educación) y vulnerabilidad económica.
Estos sistemas de clasificación son herramientas analíticas, pero la realidad de un país en vías de desarrollo es mucho más rica y compleja que una simple cifra.
La acción internacional: motor de cambio y cooperación
La comunidad internacional desempeña un papel fundamental en el apoyo a los esfuerzos de un país en vías de desarrollo para alcanzar un crecimiento sostenible e inclusivo. Esta acción se manifiesta de diversas formas:
Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD): Flujos financieros concesionales (donaciones y préstamos blandos) de gobiernos y organismos multilaterales hacia países en desarrollo.
Cooperación técnica: Transferencia de conocimientos, tecnología y capacitación para fortalecer capacidades locales.
Alivio de la deuda: Iniciativas para reducir la carga de la deuda externa que ahoga las finanzas de muchos países.
Promoción del comercio justo: Facilitar un acceso más equitativo de los productos de un país en vías de desarrollo a los mercados globales.
Inversión en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): La Agenda 2030 de la ONU proporciona un marco global para abordar desafíos como la pobreza, el hambre, la salud, la educación, la igualdad de género y el cambio climático.
Organizaciones como la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, ONGs y agencias de cooperación bilaterales son actores clave en este esfuerzo. Sin embargo, la eficacia de esta ayuda depende de la buena gobernanza, la apropiación local de los programas y una verdadera asociación entre donantes y receptores.
El camino hacia el desarrollo es complejo y requiere de profesionales altamente cualificados, con una visión global y herramientas específicas para diseñar, gestionar y evaluar proyectos que realmente impacten positivamente en la vida de las personas. Si sientes la llamada a contribuir activamente a cerrar las brechas de desigualdad y a fomentar un futuro más justo, la formación especializada es esencial.
Programas como el Máster Universitario en Cooperación Internacional al Desarrollo de UNIR ofrecen los conocimientos teóricos y prácticos para entender las dinámicas de un país en vías de desarrollo y para actuar de manera eficaz en este campo tan demandante y gratificante. Adquirir estas competencias te permitirá ser parte de la solución, impulsando el progreso y la esperanza donde más se necesita.