El teletrabajo se debate en el mundo interconectado actualmente. Al decir de la Organización Internacional del Trabajo, muchos países tienen tasas de pérdida de empleos considerables desde el estallido de la pandemia, algo que surgió por la imposibilidad o dificultad de reiniciar el sistema productivo. Hoy te contamos qué es el derecho a la desconexión digital.
Esto plantea diferentes interrogantes relacionadas con el futuro del teletrabajo a nivel global. Es decir, hay que renovar el paradigma con el que consideramos las relaciones laborales, modificando varias de las cosas que habíamos concebido como «normales», además de adaptarse a otras nuevas.
Una de estas cosas es el derecho a la desconexión digital fuera del lugar de trabajo. En este post veremos en qué consiste esta nueva iniciativa y qué se buscaría para proteger la salud y la comodidad de todos los trabajadores que realizan sus actividades desde el hogar.
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Derecho a la desconexión digital
El teletrabajo abre nuevas posibilidades para los empleados, pero también la incertidumbre sobre la legislación a aplicar. Aunque ya había personas que cumplían con sus obligaciones desde casa, la emergencia sanitaria actual obligó a muchas empresas a reajustar y modificar sus ciclos productivos.
Es en este sentido que muchos se preguntan: ¿cuáles son los límites del teletrabajo?
A diferencia de lo que sucedería cuando trabajamos en una oficina, donde nos «olvidamos» de nuestras obligaciones al salir después de cumplir con nuestro horario, aquí parece que el trabajo siempre está «al alcance de la mano». Muchos trabajadores de preguntan cómo recuperar la soberanía sobre su tiempo libre.
De la misma forma, esto implicaría nuevos cambios en los derechos laborales en tiempos de pandemia, que deben adecuarse a las circunstancias actuales. Es decir, el hecho de cambiar el espacio físico de trabajo, no es ni significa una excusa válida para incrementar nuestra carga de trabajo o para creer que debemos cumplir con nuestras obligaciones en todo momento.
Pongamos un ejemplo, enviar correos electrónicos a trabajadores fuera de su horario sería un asunto punible. Es una posibilidad para los empleados definir cuáles son sus tareas, qué tiempo deben hacer y, por supuesto, qué tiempo libre tienen para disfrutar desde casa.
También vemos que se está debatiendo las garantías del descanso necesario para los trabajadores que utilizan medios tecnológicos. Esto estaría relacionado con la protección y la seguridad de que los empleados no tienen que atender obligaciones “digitales” en su tiempo libre o en sus vacaciones.
A través de este debate, se pretende mejorar la calidad de vida y evitar los desequilibrios provocados por no «cumplir con el horario» en persona.
Como apuntan los medios especializados, es hora de “poner límites”. Si bien el teletrabajo ofrece muchas herramientas para los empleados, como la capacidad de cumplir con las obligaciones cercanas a su familia y con mayor flexibilidad, también puede crear inconvenientes.
Si no disponemos o dejamos claro cuáles son nuestros momentos para trabajar y cuáles para disfrutar, corremos el riesgo de estar constantemente cumpliendo obligaciones que no corresponden a nuestra relación contractual. Básicamente, una forma de precariedad disfrazada que se debe atender para garantizar la salud de los trabajadores.
¿Qué país fue el primero en aprobar una ley a favor de la desconexión digital?
Las innovaciones tecnológicas y organizativas asociadas al mundo digital, provocan profundos desafíos al Derecho del Trabajo, entre ellos, la delimitación de las fronteras entre el tiempo de trabajo y el tiempo de no trabajo.
En un buen número de países se ha dado el banderín de salida para la regulación de derechos de los trabajadores vinculados a este nuevo escenario del trabajo digital. Uno de estos derechos más célebres es el derecho a la desconexión digital del trabajador fuera de su jornada de trabajo.
El primer país en reconocerlo ha sido Francia. Sin embargo, la regulación francesa no define el contenido de ese presunto derecho, ni le atribuye garantías de eficacia. El sentido práctico de ese derecho se reduce a mera libertad del trabajador de no responder a los mensajes profesionales fuera de su jornada.
Este derecho ha sido objeto de interpretación
En España, desde el año 2018, la Ley de Protección de Datos LOPD incluye el derecho a la desconexión digital para los empleados (artículo 88 de la LOPD), también conocido como desintoxicación digital.
Al decir de la LOPD, los trabajadores tienen derecho a no estar conectados o disponibles durante los tiempos de descanso y las vacaciones para garantizar un equilibrio adecuado entre el trabajo y la vida.
En este sentido, la opinión de la mayoría de los expertos en derecho laboral fue que el respeto por esta ruptura significaba que las empresas no podían exigir a los trabajadores que leyeran y respondieran los correos electrónicos.
La Inspección de Trabajo, no obstante, va más allá y ve punible el mero envío de comunicación digital si no hay una instrucción expresa de que no hay obligación de responder fuera de la jornada laboral.
Según el artículo 7.5 de la ley de infracciones al orden social, se establece como infracción grave “la transgresión de las normas y límites legales o pactados en materia de jornada, jornada nocturna, horas extraordinarias, horas extras, descansos, vacaciones, permisos, registro de horas y, en general, el tiempo de trabajo. Por su parte, el 40.1.b) de la misma norma establece un rango de penalización de entre 626 y 6.250 euros.
Si esta infracción de la normativa viene acompañada de un temor percibido por consecuencias negativas en la evaluación del desempeño si los empleados no responden fuera del horario laboral, la infracción se considerará muy grave y sancionable con multas de 6.251 a 187.000 euros.
La conectividad ha sido una palabra clave potente durante la última década. La creciente disponibilidad de acceso a Internet rápido y barato a través del móvil hizo que la conexión constante a las redes sociales y los recursos basados en Internet fuera una experiencia cotidiana para grandes masas de personas en todo el mundo.
La pandemia de Covid-19 en la que estamos atrapados ha alterado radicalmente el delicado equilibrio entre la conexión digital y la desconexión. Esta crisis de salud pública ha empujado inesperadamente a la mayoría de las actividades que se realizaron fuera de línea al mundo en línea, generando una aceleración e intensificación sin precedentes de las actividades habilitadas digitalmente y solo en línea.
En este escenario, se vuelve aún más relevante explorar cómo el cambio repentino a la hiperconectividad está redefiniendo nuestras prácticas, impactando nuestro bienestar y rediseñando los límites y fronteras de la desconexión digital.
Esta emergencia global está magnificando las muchas contradicciones de nuestra sociedad digital. Ha quedado claro que una conexión a Internet fiable y el acceso a dispositivos informáticos no es un lujo, sino una necesidad social y una utilidad pública.