El Informe CYD 2020 señala la necesidad de vigorizar las competencias digitales de los universitarios como uno los grandes desafíos que debe enfrentar la universidad española tras el impacto de la pandemia. Según el estudio, los estudiantes aumentarán con ello su empleabilidad y competitividad.
Se destaca además la contribución de las universidades españolas al desarrollo, informe presentado en un acto online que contó con la participación de la presidenta de la Fundación CYD, Ana Botín; el presidente de la CRUE, José Carlos Gómez Villamandos; el presidente del Comité Ejecutivo de la Fundación CYD, Javier Monzón y el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales, Antonio Abril.
Informe CYD: contribución de las universidades españolas al desarrollo
El informe muestra que la emergencia sanitaria ha afectado a las instituciones de educación superior, que han tenido que reemplazar el modelo de docencia presencial por uno híbrido o totalmente en línea.
«El éxito académico de dicho cambio ha estado condicionado por el nivel de acceso a las infraestructuras tecnológicas y a la capacidad de los docentes de incorporar este modelo de formación a su actividad», concluye el estudio.
El informe también añade que los principales retos que debe asumir la universidad española para mejorar su competitividad y liderazgo en Europa pasan por la sobrecualificación de los graduados, el reducido nivel de financiación pública o el impacto de la pandemia en la internacionalización.
De esta forma, los programas ofrecidos de forma completamente online en la universidad española antes de la pandemia suponían únicamente un 2,76% de la oferta total y un 1,29% en las universidades europeas.
En el curso 2019-2020 existían en España 87 universidades activas, 50 públicas y 37 privadas. Desde 1998, año de la creación de la última universidad pública, las privadas han ido aumentado su número, creándose algo más del 50% de las actualmente existentes, así como la tasa de participación en el conjunto de estudiantes matriculados.
Tras seis años consecutivos con variaciones anuales negativas en el número de matriculados en grado para el conjunto del sistema universitario español, en el curso 2018-2019 ha ascendido ligeramente (poco menos de tres mil estudiantes) hasta alcanzar los 1.290.455 alumnos.
Sin embargo, contrasta la evolución siempre negativa (por séptimo año consecutivo) de los matriculados de grado en las universidades públicas con la variación positiva en las privadas. En el caso del máster oficial, también por séptimo año consecutivo, aunque se registra un incremento de alumnos en los dos tipos de universidades el crecimiento de las públicas es inferior al de las privadas.
Aumento de los recursos públicos
Al decir del Informe CYD, la universidad española viene reclamando insistentemente un aumento de los recursos públicos. La demanda viene avalada, entre otras razones, por la comparación de la asignación de recursos públicos a la universidad española con las de los países del entorno.
Los indicadores demuestran que el gasto total anual en educación superior por estudiante a dedicación completa era en España en 2016 un 19% inferior al del promedio de la OCDE.
Además, el gasto en educación superior por alumno disminuyó en España de 2010 a 2016 casi un 15% frente al continuo ascenso experimentado por la OCDE. El indicador español de gasto público en educación superior sobre gasto público total era el undécimo más reducido de la OCDE.
Atendiendo, específicamente, a los presupuestos liquidados de las 47 universidades públicas españolas presenciales, los ingresos totales (9.363 millones de euros en 2018) siguen siendo un 9,9% inferiores a los datos del 2009, lo que da idea de la pérdida de recursos del sistema universitario público.