La reciente reforma del sistema universitario español para la implantación definitiva del Plan Bolonia abrió un debate sobre las ventajas y desventajas académicas y profesionales para los estudiantes de la coexistencia de carretas de 3 y 4 años. El aumento de los precios de los master que supone la reforma ha sido el foco de las críticas.
Para el francés Guy Haug, considerado uno de los padres del Plan Bolonia, el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), el debate no debe centrarse en la duración de los programas de grado y master, sino en la calidad de la educación. El diario El País ha publicado una interesante y oportuna entrevista a Haug que compartimos con vosotros:
– ¿Qué es mejor: carreras más largas o más cortas?
– Lo mejor es tener buenos grados y buenos masters. Hablar de duración no tiene nada que ver con el EEES. Bolonia no tiene ni una sola referencia a eso. Debería centrarse el debate en qué competencias han adquirido los estudiantes, porque lo importante no es lo que dura el título, sino lo que han aprendido. Es una pregunta falsa que ha envenenado el debate porque es una cuestión contable, no educativa. Cuando España adoptó los másteres de 60 créditos [equivalente a un curso universitario, frente a 90 y 120 créditos de duración generalizada en Europa] olvidó los fines más profundos de Bolonia y pensó solo en los estudiantes propios.
– ¿Se resolvió mal?
– Complica más la movilidad con el resto de Europa que la duración de los grados. La prioridad debería ser transitar de unas buenas universidades, como tiene España, a universidades aún mejores. No hay dificultades de movilidad en Europa con los grados de cuatro años. El verdadero problema es la debilidad relativa de los master y del postgrado. Un austriaco no puede cursar un máster en España, porque en su país no le reconocerán 60 créditos.
-¿Qué recomendaría a un futuro universitario?
– Que revise el perfil de los programas, en España o fuera, y se quede con el que mejor le prepare para su vida profesional, como ciudadano y como individuo. No es buscar el curso más corto. Usted cuando compra un coche no va necesariamente al más barato, sino a por el que tiene las características que necesita.
– Pero las tasas que pagan se han disparado y los masters son más caros.
– Entiendo los temores de los estudiantes. Es erróneo pensar que, con grados menos fuertes, los estudios y el sistema en su conjunto costarán menos. Los alumnos con grados más cortos disminuirán sus posibilidades de integrarse en el mercado laboral. Seguirán estudiando salvo que no tengan recursos económicos. Y eso es bajar la preparación de todos y la equidad del sistema.
– ¿Cómo garantizaría esa equidad?
– Todos los estudios comparativos dicen que España necesitaría un sistema de becas mucho más desarrollado, el que tiene no es suficiente. Ha habido recomendaciones en este aspecto que no han formado parte del debate político. Y es uno de los déficits del modelo español, junto con una Formación Profesional (FP) superior poco desarrollada.
– ¿Mantendría el modelo actual español o lo cambiaría?
– El error consiste en buscar un modelo e imponerlo a todas las universidades o todas las comunidades autonómicas. Si seguimos haciéndonos esta pregunta, no habrá respuesta.
– El cambio de Educación va en esa línea de flexibilizar.
– Y está bien pero ya veremos cómo se aplica. La cuestión es que todo el sistema, después de muchísimos esfuerzos para implantar grados fuertes, tenga que rediseñar el modelo para acortarlos. Se van a perder muchísimos aspectos enriquecedores, va a quedar solo el contenido tradicional y disciplinario. Y el resto se va a sacrificar. En vez de plantear debates producticos como fortalecer la calidad, cabe el riesgo de que se pongan otra vez a contar el número de horas lectivas.
– El ministerio defiende que las familias ahorrarán y los alumnos empezarán antes a trabajar con grados de tres años.
– En el resto de Europa no está siendo así y en el caso español seguro que tampoco. El sistema será más débil si se generalizan los grados de tres años. Toda la fase de especialización se va a trasladar al máster. Los estudiantes no son máquinas que estudian tres años y paran, buscan el nivel de formación que les permita acceder al mercado laboral. Estarán peor preparados en un escenario cada vez más competitivo y será más caro.
– Los rectores creen que hay riesgo de que surjan iguales titulaciones con distinta duración.
– Solo si ambas titulaciones son realmente las mismas. Pero no si cada una profundiza en aspectos diferentes en vez del mismo menú que se ofrece desde hace 35 años. Esa era la tradición y el ministerio lo ha flexibilizado dando libertad a las universidades. Pasa en muchos países: piden más libertad pero cuando la tienen no saben exactamente cómo manejarla.
Fuente: El País