La Fundación Conocimiento y Desarrollo ha presentado el Informe CYD 2014, en el que revela los puntos fuertes y débiles del paso de la recesión por las aulas

Madrid. – En un momento en que las previsiones del Gobierno español y los organismos económicos internacionales auguran una pronta salida de la crisis, la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) ha presentado el Informe 2014, La contribución de las universidades españolas al desarrollo, en el que hace una radiografía de los puntos fuertes y débiles de la formación universitaria durante el período de austeridad entre los años 2009 y 2013.
En la presentación, a cargo de Francesc Solé, vicepresidente de la fundación, y Martí Parellada, coordinador del informe, los responsables han afirmado que los datos desvelan la posible llegada a un “punto de inflexión” para superar la crisis y el final de la reducción presupuestaria que, según se desprende de la investigación, en 2013 fue del 1,1%, el valor menos negativo de toda la recesión.
Paredalla ha explicado que en ese mismo año la tasa empleo de los titulados universitarios aumentó más de un punto y medio para situarse en torno al 15%, no obstante, en el 2014 el 37% los graduados ocupaba puestos para los que está sobrecualificado, el porcentaje más elevado de la Unión Europea, cuya media es del 28%.
A la sobreeducación se suma el desequilibrio entre titulaciones demandadas por los estudiantes y las que tienen mejor inserción laboral. Carreras como las ingenierías, matemáticas, física, química y administración y dirección de empresas ofrecen altas tasas de afiliación, buenos salarios, estabilidad en el empleo y baja sobre cualificación, pero tienen poca demanda, a diferencia de las relacionadas con periodismo, comunicación audiovisual, arquitectura, publicidad y bellas artes, cuya situación es la opuesta.
Para Francesc Solé estos datos revelan la necesidad de políticas públicas de transparencia para que el estudiante conozca la realidad laboral de las titulaciones antes de decidirse por una, así como para destinar ayudas que incentiven el interés por las áreas con mejor empleabilidad.
Entre los puntos positivos de la gestión de la crisis que destacan en el informe:
– Aumento de las publicaciones científicas, de las cuales 70% corresponde a las universidades
– Mayor eficiencia del sistema universitario, reflejado en el aumento de la relación de créditos matriculados y aprobados
– Incremento de la satisfacción de los alumnos en relación con la formación en competencias transversales: formación teórica, trabajo en equipo y pensamiento crítico
– Mayor internacionalización de los estudios de master, aunque por debajo de la media de la OCDE
Algunos de los aspectos negativos que se desprenden de la investigación:
– Descenso en más de 80.000 alumnos matriculados en grado desde el curso 2011-2012 hasta el 2014/2015.
– Baja satisfacción de los alumnos en cuanto a la formación en liderazgo e idiomas, competencias de las más importantes en el mercado laboral.
– Reducción en el gasto por alumnos y de ayudas financieras por debajo de la media de la OCDE
– El porcentaje de alumnos internacionales de grado apenas alcanza el 2%
– Descenso en el liderazgo y la excelencia de las publicaciones científicas en concordancia con la reducción de la inversión pública y privada en I+D
A pesar de que no existen «estudios solventes» sobre las causas de la abrupta disminución de los matriculados en los últimos cursos, Martí Parellada ha nombrado algunas posibilidades: tasas más caras, bajada demográfica de la franja de la edad para estudiar o la dedicación exclusiva que exigen muchas de carreras.
Para los responsables del Informe CYD 2014 la universidad española enfrenta una “emergencia de nuevos retos”: la internacionalización, una mayor inserción de las TIC, la capacidad para atraer a profesorado más cualificado y el diseño de una oferta formativa más interdisciplinaria. Señalan también la necesidad de incorporar el objetivo de contribuir al desarrollo del ámbito territorial de influencia de la universidad.